28 febrero 2011

Kawagoe

Kawagoe, es un lugar a menos de una hora al noroeste de Tokyo al que nunca jamás llegarás por ti mismo. Es imposible pronunciarlo bien a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera ... Además no es un sitio muy comentado en las guías de viaje ...

Se trata de una ciudad donde se conservan unas cuantas (no más de 12) casas del estilo Edo, de hecho a Kawagoe se la conoce como "Little Edo" (Koedo), las cuales no fueron destruidas por los bombardeos de la II GM. 
El motivo por el que no fueron destruidas es que dichas casas son de un color negro, así que los aviadores que sobrevolaban el lugar pensaba que ya estaban destruidas ... 





Este tipo de casas se conocen como Kuras 倉, que, según me contaron, se trataban de una especie de almacenes donde la gente solía vivir en la planta baja y la primera planta se usaba como almacén o trastero.

Estas casas no están hechas en madera, como las casas antiguas de Japón, de ahí que también se salvaran de los incendios que asolaron más de una vez la ciudad. Algunas casas de este pueblo tienen más de 50 años, una característica bastante extraña en este país.







Una zona dentro de la ciudad muy transitada es las calles de los dulces y golosinas, donde pequeños y mayores hacen sus delicias comprando todo tipo de chucherías. 









El resto os lo podéis imaginar, mucha tienda de regalos, muchos restaurantes japoneses, mucho "free trial" de productos típicos ... Algún día explicaré como puede un gaditano vivir comiendo gratis en Tokyo, hay que echarle cara (de ahí lo del gaditano, no vale cualquiera), comiendo en los distintos centros comerciales y sus "free trials", que traducido resulta COMIDA GRATIS, en pequeñas dosis.





Antes de volver a Tokyo fuimos a lavar nuestro dinero (costumbre esta que sirve para que nunca te falte la plata) en uno de los templos de Kawagoe, donde encontramos una estatua de Budha en el momento exacto de alcanzar el nirvana (o casi).



23 febrero 2011

A las luces del neón

Ginza. 


Uno de los barrios más prestigiosos y no precisamente barato para irte de compras en Tokyo. Yo suelo ir a menudo, de visita, por supuesto. Mi presupuesto escapa de sus precios o al revés ... no tengo claro quien huye de quien.





Aún así disfruto paseando por Ginza a las luces del neón, mirando (yo siempre fui muy voyeur, de ahí lo de la cámara) a quien se cruza conmigo y observando los lujosos escaparates que dejo a mi paso por sus aceras. 


El estilismo en este barrio (bueno, en Tokyo en general) es libre, y cuando digo libre lo hago usando todas y cada una de sus letras ... Cada uno se expresa según le viene ese día y lo hace a través de sus atuendos, y el resto ni mu. No miran ni de reojo. Aquí se demuestra quien es quien y el turista queda claramente comprometido con su actitud ... yo sigo pecando de ello. De turista. 







Pero sin ninguna duda la predilección de las tokyotas se refleja en sus pies, más concretamente en sus zapatos ... tengo un buen número de fotos de ellos, algún día colgaré un blog exclusivo de zapatos ... Aquí os dejo solo un par de ejemplos ... A mi los míos, cada vez que voy a Ginza, siempre me acaban llevando al mismo lugar :

Aún no tienen el Ipad 2

Al ser un día de diario el barrio estaba más bien tranquilo, todo lo tranquilo que puede estar el barrio más comercial de una ciudad de casi 35 millones de personas (dato de 2008). Así que no me demoré mucho. Emplazando mi próxima visita a este barrio para un día con más tránsito ... Ginza weekend ... una locura. 





Y así marché, dejando las brillantes luces de neón a mi espalda y pensando: "esto es carnaval"




A vista de pájaro ...

... o a ras de suelo.

Tokyo tiene de todo, y yo aún no he encontrado la pega. Desde mi punto de vista, claro ... se de otros que no opinan lo mismo, más bien todo lo contrario. Cada cual con lo suyo ...

Un ejemplo de las cosas que hacen grande (nunca mejor dicho) a Tokyo, son sus vistas. Investigando un poco puedes encontrar sitios realmente espectaculares desde donde mirar o más bien admirar lo que vas dejando en tu ascenso a los cielos tokyotas ...




Vista del mercado de Tsukiji (edificio en forma de arco)

Desde la Mori Tower en Ropponggi hills y su Skydeck se puede contemplar unas vistas espectaculares de todo Tokyo. Pero alumbra con fuerza el lado donde se halla la Tokyo Tower ... y es que visto lo visto se entiende porque los tokyotas aman, y digo aman cuando debería decir que casi veneran, a esta construcción.








No se que harán cuando su ya querido SKYTREE de 634 metros termine de construirse ... la fiesta será como para no perdersela.

De día la Mori Tower está visitada por algún que otro turista y algún tokyota suicida que quisiera reventar a pedazos sus cristales para saltar desde tan idóneo lugar para tirarse. Todo queda en nada, por supuesto ... se van tan solo con una vista espectacular grabada a fuego en sus retinas y sin haber conseguido su objetivo.




Poco a poco, cuando se acerca la noche, aquello se va llenando de fotógrafos, dispuestos a todo para hacerse un hueco ... Yo desconocedor de tal magnitud me dirigí, minutos antes de la puesta de sol, al extremo opuesto, ya que los ventanales de la torre hacen casi los 360º, 270 más o menos, estimo.





La vista desde ese extremo tampoco tiene mucho que envidiar. Poder ver el monte Fuji dorándose en la puesta de sol es algo realmente espectacular. Y aquí no estábamos más que dos turistas y pocos más.

Pero claro ... los tokyotas son, ante todo, urbanitas, y esto, exactamente esto, es que lo andaban buscando: pegados a los ventanales como alma que les lleva el diablo, tirando fotos sin parar, haciendo sombra con lo que pueden (o más bien preparan en sus casas) para evitar los fastidiosos reflejos que se forman en los cristales ... una locura. Una locura entendible, de la que yo participé como uno más. Me hicieron hueco (muy educadamente) en el mejor de los sitios ... una cosa lo de estos japoneses ... les das tu mejor sonrisa, les chapurreas en su idioma y te dan lo mejor que tienen ... 










Ya volviendo, me encontré con esta otra vista de la Tokyo tower, y ni lo dudé ....